miércoles, 4 de julio de 2012


Hay momentos en que siento un leve otoño,
Otoño, si, otoño.
Siento como esa brisa que levanta las hojas
recordando la ausencia del jardín de rosas.

Y esas rosas no son más que el día a día,
son las cosas bellas, 
pero también las espinas que tu me compartías.

Extraño cuando sabía de tus cosas
y tu sabías las mías.
Cuando tu dolor era mío y el mío tuyo.
Cuando tu inventabas y yo también improvisaba. 

Porque son estas brisas las que me susurran recuerdos
de aquel tiempo en que no tenía miedo
de preguntarte por tu día a día,
donde incluso me incluías.

Pero cuando extraño también traigo a mi mente
que toda evolución implica conocer a otra gente.
Entonces mejor me callo,
mientras al sentimiento se lo lleva el viento
y yo repaso el pasado.

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