miércoles, 5 de diciembre de 2012

Clara, así se llamaba.
De ella recuerdo que se caracterizaba  
por decir lo que pensaba.

Y por decir lo que pensaba,
todos los días le decía a Andrés lo mucho que lo amaba.
Y aunque era totalmente cierto,  
el no entendía que sus palabras de amor
estaban llenas de sentimiento de orgullo,
el cual manifestaba para que el se diera cuenta
que no habí nada que temer por sus diferencias.

Clara era una mujer de mundo.
Decía que lo había visto todo,
Sus viajes a mundos diversos le sumaban muchos kilómetros.
Andrés era un joven de provincia,
y  a veces pensaba que Clara era mucho para él.
Por eso Clara cada que podía le recordaba todas las bondades que veía él,
y por qué se sentía tan orgullosa de tenerlo a su lado.

Desafortunadamente esa estrategia no fue suficiente.
Andrés no quería sentirse a "su altura", 
el quería estar por encima de ella y sin darse cuenta , 
por querer  quererla a su manera, la humillaba, y su amor mataba,

Hoy  Andrés ya no quiere que Clara sea clara,
pues cuando ve que ya no lo ama,
la claridad en sus palabras que ya no se preocupan
por resaltar lo bonito, sino por expresar lo que ve,
se convierten en puñales que abren heridas
donde solo había amor.

Clara ahora ve que perdió a su amor por mirarlo y hablarle con el corazón.
Y Andrés ve que perdió a su verdadero amor, por no asumir su posición.





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