A Clara le sudaban las manos.
Santiago estaba casi abrazándola por la espalda,
por la congestión en la fila para entrar al concierto.
Ella sentía su respiración en en el cuello
y comenzó a imaginárselo oliendo su pelo,
acariciando su oreja y besando su hombro.
De repente un suspiro de Clara alertó a Santiago de su cercanía
y un paso atrás esfumó la erótica ilusión que soñando la tenía
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