y su corazón se enfriaba.
Quería gritar,
quería decirle que le hacía falta,
que se quería enamorar,
y en las buenas y malas estar.
Pero no se conocía,
realmente no se conocían,
aunque sueños compartían.
Ella en su cuarto,
el en su apatía,
los dos soñaban con verse,
pero era más el miedo a equivocarse,
que el deseo de acompañarse por siempre.
Ella lo añoraba,
pero él deseaba perderse,
construyó una barrera
y solo quedó en su ambiente,
si no es por sus sábanas,
del mudo estaría ausente
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