lunes, 26 de agosto de 2013

Hablando del Llamado #TúnelVerde

Amo el llamado Túnel Verde, pero también amo la coherencia y el beneficio para todo un ecosistema del cual hacemos parte los seres humanos. La terquedad, la desinformación y los intereses de unos particulares, han generado demoras en un proyecto que con unas matemáticas básicas, va a traer muchos beneficios ambientales a Envigado, el municipio en que vivo. Donde no solo el medio ambiente, sino la inclusión están presentes en cada componente del proyecto.

Hoy estamos viviendo una demora del 50% del proyecto y hay una gran pérdida económica y ambiental, más tiempo de contaminación de tiempo de obra, y motivada no por una Institución sino por un pequeño segmento de la comunidad, ¿de verdad creemos que es tan malo?

las matemáticas son sencillas: si por cada árbol que retiren (120 aprox) que tienen en promedio 30 años, que ya comienzan a ser lentos en la renovación del oxígeno y muchos están enfermos con problemas fitosanitarios, van a ser reemplazados por 15 árboles jóvenes, de una altura entre los 3 y los 4 metros de altura, los cuales tienen pocos años y están en su mejor momento de trabajo de recuperación del oxígeno, y que además amplía el número de especies arbóreas atrayendo nuevas aves y otras especies animales  que enriquecen el ecosistema, después de estas restas y sumas, a mi me da una resultado absolutamente positivo.

Es cierto, el paisaje se verá afectado, especialmente en los primeros años mientras crecen los individuos, pero si a esto le sumamos una propuesta de transporte público incluyente, con fácil acceso a personas discapacitadas, que usa combustible amigable con el medio ambiente y que además permite unir una muy buena parte del Valle de Aburrá a través del SITVA (Sistema Integrado de Transporte del valle de Aburrá), es sin duda algo que ayuda a la economía de muchas personas que viven del diario, pero además nos amplia la visión de ciudad y territorio.

Con todo lo anterior hoy me atrevo a hablar de detrimento patrimonial ¿Hemos pensado en cuánto le cuesta al Municipio los frenos a este proyecto? ¿Cuántas otras acciones de cara al cuidado ambiental podrían hacerse con ese dinero? ¿Cuántas actividades de generación de conciencia del uso desmedido que hoy tenemos con nuestros vehículos sería más pertinente con ese dinero? ¿Por qué nuestra revolución no genera aportes y soluciones, y nos quedamos en críticas, caprichos y frenos?

Me encanta el fenómeno social que estamos viviendo y que pensemos también en nuestra naturaleza, pero también debemos pensar en todos los actores que vivimos en ella. Y que para todo hay un momento y que no nos podemos quedar cuestionando los errores del pasado. Me habría encantado poder nadar y pescar en el Río Medellín como me cuenta mi papá que pudo disfrutarlo. Hoy no lo puedo hacer, y no por eso me quedo con los brazos cruzados, y no necesito ponerme a insultar por redes, ni en persona, ni a políticos, ni a mis papás y abuelos por no haberlos cuidado. Yo actúo desde mis diario vivir, y se que aun me falta mucho, pero también participo en espacios que generan conciencia, así como voto por quien creo que en algo puede ayudar para mejorar mi ciudad.

No sacrificar un árbol que en su mayoría están enfermos, significa no pensar en el ser humano, y de no volver a talar ningún árbol sería imposible pensar en cualquier tipo de obra. Como alguien que acampó en las protestas me dijo hace poco: "Yo quisiera que no volviéramos a pensar en cemento ni a tumbar ningún árbol". Pero ante esa propuesta yo me pregunto ¿Si no mejoramos infraestructura, si no hacemos edificios, con la población que hoy tenemos, no habría ningún árbol sin ser habitado, ni espacio en la tierra para una cueva más. Las construcciones verticales son necesarias para poder hablar de un desarrollo sostenible, igual que la planeación de nuestras ciudades, y sin duda la generación de cultura y conciencia, no solo en el cuidado de los árboles como un elemento decorativo, en el uso racional de los recursos y en muchos otros aspectos como la planificación familiar, que aunque suene duro.

Las decisiones que nosotros y nuestros antecesores tomaron en el pasado no nos pueden llevar a frenar nuestro desarrollo, ni a promover el detrimento de nuestras instituciones de una manera tan irresponsable. Me atrevo a decir que las pérdidas económicas hoy de un proyecto como Metroplús en Envigado, es otra forma de robarnos a nosotros mismos, algo que criticamos a tanto político.
Llevan varios años asistiendo a espacios de socialización, y si no hicimos parte de estos espacios en el pasado por no dimensionar el proyecto, o por lo que sea, no podemos pretender caer en agresiones y acciones de vías de hecho. Hoy debemos velar, e incluso ayudar a que se cumplan con los compromisos de compensación y de mejoramiento ambiental y social, y eso si, asistir a la socialización y participación de los proyectos que están por llegar, aprender de desarrollo, aprender sobre temas ambientales, o el que nos mueva el corazón. Participar desde el conocimiento apoyado en la emoción, y no dejar solo a la emoción que muchas veces nos hace perder la razón.

Me encanta ver que en la ciudad comienzan a verse espacios de formación ciudadana, que hay interesados en conocer de proyectos, procesos y participación. Para defender lo que queremos debemos ser inteligentes, y ahí si ponerle todo el corazón. Involucrémosnos con los proyectos de desarrollos, con los políticos  y con los administradores de nuestros recursos sin importar el color. Discutamos con argumentos y como ciudadanos aportemos, cuidemos y motivemos el desarrollo integral de lo que tenemos.

Somos muchos humanos, somos muchos intereses, y también hay muchos seres que también necesitamos. Que estas hermosas montañas que nos rodean, no sean las que nos tapen el paisaje y no nos permitan ver más allá de nuestros propios intereses, pensemos como comunidad.





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