lunes, 11 de agosto de 2014

En Envigado crecen los Centros Comerciales, y con ellos la inseguridad.

Varios años viví frente al Centro Comercial City Plaza, y la expectativa de la llegada de este Centro Comercial al sector invitaba a los ciudadanos la llegada del desarrollo a un sector al que llegamos muchos por su tranquilidad y experiencia semicampestre. No obstante, saber que con solo cruzar la calle podríamos tener acceso a comercio y recreación se veía interesante.

Sin embargo, en varias ocasiones que uno caminaba por el sótano, escuchaba en los radios de los vigilantes o guías del parqueadero, comentarios sobre algún robo. De la misma manera escuchaba uno a vecinos mencionar algunas quejas, las cuales fueron explícitas en una visita que tuvimos en la Unidad, por parte del Señor Alcalde, algunos Secretarios y concejales, donde se hablaba de la llegada de los hurtos al sector con la llegada del comercio y tanta construcción.  Afortunadamente, nunca fui víctima en este Centro Comercial.

Pero definitivamente me llegó el turno. El pasado mes de mayo, iba rumbo a mi casa, llegando a Envigado por la transversal Intermedia, y paré en TERRACINA PLAZA a comprar una bolsa de leche y un pan que me hacían falta para el desayuno. Parqueé en el primer sótano de este mall, donde había un vigilante que incluso me saludó. Según mis cuentas, me demoré exactamente 7 minutos. Y cuando regresé el vigilante seguía ahí. Quienes conocen es un parqueadero pequeño.

Apenas llegué a mi casa me di cuenta que me hacía falta mi computador que estaba dentro de un maletín debajo de la silla del copiloto, y la chapa del carro estaba violentada. No había opción diferente a que había sido en TERRACINA PLAZA, pues fue mi única parada entre la salida de una reunión y mi casa.  Sin bajarme del carro regresé muy ofuscada y me acerqué al vigilante que estaba, y a los pocos minutos llegó otra persona con la misma situación. Dejó su mercado dentro del carro mientras compraba algo para comer, y al llegar a su casa vio que le faltaba su mercado.

Entre la indiferencia de la vigilancia y la ausencia de la administración, se acercaron dos clientes a asesorarnos en cómo debíamos reclamar y a recomendarnos un abogado para demandar, al igual que se acercó el líder de los comerciantes del mal, muy preocupado por lo reiterado de la situación. Lo más particular es que mientras esperábamos a que llegara la policía y el supervisor de vigilancia, los dos clientes que nos estaban asesorando fueron a buscar sus respectivos carros y también los habían violentado.

¡POR DIÓS! ¿No se supone que el éxito de los centros comerciales es que invitan a sentirnos más seguros?

La policía llegó supremamente rápido, y mientras ellos nos tomaban testimonio, el vigilante que me había saludado muy querido minutos antes del robo, desapareció como por arte de magia, y el otro se alejó, ni siquiera se preocuparon por saber qué estábamos denunciando.

En fin, luego de denuncia en fiscalía y poner la queja oficial en el Centro Comercial, el mismo se comprometió a responder por los hechos… Han pasado meses, y el silencio es lo que reina. Nadie contesta, nadie responde. Y comerciantes del mal siguen escribiendo y llamando preguntándome por qué no he vuelto a comprar al lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario