Cuando un alguien se va,
para el cielo o para olvidar,
el corazón se divide en dos.
Un pedazo se congela y el otro se alegra.
Se congela por la tristeza,
pero se alegra porque si hay tristeza
es porque hubo sentimiento,
y si hubo sentimiento,
hubo alegría.
Pero la vida es tan bella,
que cuando alguien se va,
hay otros que llegan.
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