martes, 18 de diciembre de 2012

Gracias al amor que se llevó el viento

Hoy escribo para darle gracias a Dios y al Universo.
Hoy agradezco un año que sin duda ha sido importante,
en el que mis alas de águila han crecido
y mis sueños has sido cumplidos por hadas.

El 2012 me  regaló la oportunidad de volver a amar con el alma,
una puerta que había cerrado, y aunque  hoy ya no hay ser amado,
mi corazón volvió a latir y me di la oportunidad de vivir.
Solo Dios sabe lo grande que me llegué a sentir.
A ese amor le doy gracias porque nunca 
sabrá todo lo que para mi llegó a significar, 
y todo lo que ahora  soy capaz 
después de reconocer que si vale la pena amar.

Le doy gracias también por dejarme sola
en el preciso momento en que lo hizo, 
porque también me permitió darme cuenta
de toda la fortaleza, amor y profesionalismo que hay dentro de mi,
así como de las personas tan valiosas que hay a mi alrededor.

Agradezco a la vida haberme permitido conocer a mis sobrinos.
El 2012 me devolvió a mis hermanas,
 y aunque la distancia nos marca,
los lazos nos acompañan.
Gracias  por ese par de princesas y el pequeño príncipe.
Cada una de esas tres sonrisas
le ponen mas luz a mi vida.

Este año fui a mis primeros 40, y no cualquier 40. 
Pues cumplió no solo una amiga, mi amiga más vieja, 
y no por la edad sino por el tiempo de amistad, 
que en pocos años cumplirá también cuatro décadas.
Y con ese cumpleaños me di cuenta que no tengo una
 sino varias hermanas del alma que me acompañan 
desde que cantábamos la iguana.
Gracias a mis hermanas del Alma.

Este año, con sus sube y baja,
fueron poniendo en su lugar
muchas cosas que añoraba,
entre ellas el sueño de tener mi propia marca,
y dos cachorros que me aman.

Y aunque me puedo quedar enumerando cosas que me encantan,
en estos últimos meses me he dado cuenta
de más admiración de la que me imaginaba,
y aunque hoy no me acompaña ese quien en el que yo me apoyaba,
son varias las personas a las que les he escuchado honrosas palabras,
que me llenan de fuerza y alimentan mi alma.

Y como no terminar estas palabras de agradecimiento a Dios,
resaltando a mi hijo
que es mi gran bendición,
es mi pequeño ángel y además mi adoración.


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