jueves, 7 de febrero de 2013

No se había dado cuenta pero ya llevaba mas de tres horas corriendo.
Sin darse cuenta había llegado a un barrio que no conocía.
En mitad del puente se detuvo a  recostarse en la baranda y tratar de entender que es lo que estaba pasando.
Miraba a su alrededor y pese a que había mucha gente, nadie parecía darse cuenta que Ana existía.
Con sus manos en la cabeza y los codos recostados en la baranda sin darse cuenta estaba enfocando su mirada hacia el abismo.
Un suspiro y unas ganas intensas de pegar un salto la invadieron, que sin reflexionar tomó impulso.
Sin embargo no era el Dia. 
Como  un héroe que aparece a ultimo minuto, llego a su cabeza el rostro de su hijo.
Se detuvo justo a tiempo y cayó llorando en el piso.
Ya era hora de regresar a su mundo

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