miércoles, 12 de agosto de 2015

El árbol de la amistad

Siempre me ha gustado sembrar árboles. Desde chiquita lideraba campañas ambientales cuando no era una moda ni una urgencia, así siempre haya sido una necesidad.

Sin embargo, la semana pasada la siembra de 5 árboles frutales fue diferente a las muchas siembras anteriores. Me encontrabaen medio de una incapacidad médica que me obligaba a quedarme en cama. SI EN CAMA. No debía hacer fuerza alguna. Así que esa fue la primer anomalía o diferencia con las anteriores. Me encontraba en un acto irresponsable con mi cuerpo, pero mi alma lo necesitaba.

Mientras sembraba los 2 guayabos, el brevo y los 2 mortiños en mi mente pasaban muchas cosas. Y por alguna razón asocié lo que estaba haciendo con la amistad.

¿Por qué amistad? Nada mas parecido un árbol la amistad. Cuando nace, o cuando se siembra, siempre existe la posibilidad, como decía mi abuelita, que no pegue. Por mas cariño que uno le ponga a una siembra, no siempre todos los árboles reciben bien el nuevo suelo. Y así somos los amigos. Conocemos gente que nos cae bien, pero al irnos conociendo o las circunstancias de nuestras vidas hacen que pasemos derecho o intencionalmente nos alejemos.

Cuando logramos sembrar el árbol, las raices pueden sufrir. Si no hay suficiente cuidado se pueden aporrear. Y lo que pase con las raices puede hacer que el árbol se fortalezca, quede bonsai o la estabilidad del mismo se afecte.

Así es la amistad. Logramos encontrar personas a las que les brindamos nuestra confianza pero si se aporrean las raices dañamos la fortaleza de esta o la dejamos como una amistad bonsai, que no crece, que queda para raticos o situaciones específicas, pero no va mas allá.

Y esa afectación a veces también se ve en las podas. No existen personas perfectas. Nuestras debilidadss se parecen a esas hojas secas o enfermas. Como amigos podemos aprender a podarlas. Reconocer su existencia, tanto las nuestras como de quienes tenemos afecto. Y sin necesidad de cortar el árbol o dejar de ser amigos, saber ponerlas a un lado, entenderlas y hasta quererlas. Porque son esas mismas hojas secas las que nos obligan a renovarnos, buscando opciones de acercarnos.

Bueno, y sembrando también me obsrvé a mi y mi estado hizo parte de esa reflexión.

También hay sembradores enfermos. Personas que pese a sus malos momentos le apuestan a sembrar y cuidar una amistad. Y es que todos tenemos momentos de crisis, pero hay quienes aprenden a llevar sus dolores tratando que no afecte para conservar un amigo. Muschos piensan en sanarse primero antes de acercarse a otro. Ambas son sensatas, pero el que arriesga está dando un valor importante a esa amistad. No obstante, la amistad siempre es de doble vía, necesita plantas y sembradores, y si el otro no entiende las dificultades por las que se están pasando, es lo mismo que sembrar en terreno no apto.

Bueno y están las flores y los frutos, estos salen cuando todos nos encontramos armónicamente. Sembrador, especie, clima y cuidados.

1 comentario:

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