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jueves, 30 de septiembre de 2021

Salón Málaga #CentroConSentido #Telemedellín

De lunes a viernes 8:00 p.m.
Domingos 1:30 p.m.
Telemedellín

El Salón Málaga es la puerta del pasado en el futuro que construimos.  Es un oasis en las carreras del centro y es un fiel testigo de la transformación de la ciudad

jueves, 4 de mayo de 2017

En tus brazos celebro la vida

En tus brazos celebro la vida.
Si, la vida. Tu vida, pero también la mía.
Tu vida, por ser tu cumpleaños,
La conmemoración de tu natalicio
Suceso que permite que hoy estés en mi vida

Hoy celebro tu historia, tus vivencias, tus tristezas y tus alegrías,
Así como tus amigos, y sobre todo, tu familia.
Todo ello ha formado a ese hombre maravilloso que hoy amo,
que hoy me acompaña, que hoy me sincroniza
Un hombre que a mí, me llena de vida.

Hoy celebro mi vida, porque llegaste a ella llenándola de energía
Porque tu existencia me devolvió el aliento,
me devolvió la fe,
Me llenó de vida.

Hoy, 5 de mayo, también celebro NUESTRAS vidas.
Celebro ocho meses de un NOSOTROS
del nacimiento de una bella historia,
que con su mezcla de imperfecciones, miedos y dudas,
pero también con un convencido querer, apoyo, amor y confianza,
me hacen sentir mejor persona cada día,

Hoy celebro que todas estas vivencias y sentimientos
han traído a mi vida la posibilidad de soñar,
y quien sueña vive

Hoy, 5 de mayo, celebro la vida. Tu vida, pero también la mía



FELIZ CUMPLEAÑOS AMOR


domingo, 2 de abril de 2017

¿Por qué no querer a un o una ex?

Por alguna razón, hay temas que se vuelven recurrentes en algunos momentos. Tal vez porque necesitamos aprender de ellos, o simplemente porque nuestra mirada puede llegar a ser importante. Uno de estos temas en mi vida es la pregunta ¿Cómo haces para llevarte bien con tu ex? O ¿Tú te llevas bien con la esposa de tu ex?

La verdad SI, y para mí la pregunta que devuelvo es ¿Y por qué no?

Cuando hay claridad en el fin de una relación pero hay hijos, siempre he creído que lo mejor para todos, y en especial para los hijos, es tener una relación sana. Si los papás están bien, los hijos también lo van a estar, pienso yo.  

En mi caso tuve la fortuna de que el papá de mi hijo encontró a una mujer que no solo es su perfecto complemento, sino que tiene absolutamente claro que entre él y yo hay un hijo, y que pelear con eso además de absurdo (pues lo conoció con hijo y ex) es poco estratégico.

De manera jocosa siempre he dicho cuando me hacen esas preguntas que quiero más a Vianette que a Juan Gonzalo, y no se trata de a quién quiera más, sino de agradecer porque a la vida de mi hijo llegue una mujer que no solo lo respeta, lo quiere y lo ha apoyado desde que lo conoció. Una mujer tan clara en su relación que acepta con cariño que yo hable con su marido temas de padres, e incluso profesionales. ¿No es bueno eso para todos?

La convivencia es uno de los temas más complejos del ser humano, pero cuando tenemos clara la confianza y el respeto, hasta recibir a dormir en la propia casa al ex con su pareja, porque el hijo quiere compartir con ellos su nueva casa, es una delicia. Y es que eso pasó cuando comencé a vivir en el campo. Y me encantó que mi hijo supiera que esta casa es tan suya como de quien él quiere.

Sé que eso no es fácil para todo el mundo y eso también hay que entenderlo, y creo que tiene que ver mucho con temas de inseguridad, respeto, ego, confianza, en fin, depende de cada quién, pero con seguridad hay vacíos que debemos aprender a reconocer para saber manejar, tanto en nosotros, como en el otro. Pero insisto, ¿No es mejor saber que la mujer de tu ex apoya a tu hijo a generar una competencia que nos afecte a todos? Porque es lo que ocurre en muchos casos, tanto la mamá o el papá del hijo que genera una guerra con su expareja poniendo al menor en la mitad, o la nueva pareja que comienza a competir con los menores por un amor que no se puede comparar.

Hoy cuento con una pareja que tuvo una larga relación en el pasado y de la cual hay dos hijos. A ellos los quiero de tiempo atrás, desde mucho antes de que sus padres terminaran la relación y de imaginarme que fuéramos a tener algo con su papá, y creo que hoy eso no tiene por qué cambiar. Por el contrario, ojalá esté en mis manos poderles apoyar cuando me necesiten, y ojalá me vean como alguien que apoya al hombre que les dio la vida y que jamás se los va a quitar, todo lo contrario. Son parte de la vida de mi pareja, son gran parte del corazón y alma de mi pareja, ¿cómo no quererlos? O como mínimo cómo no respetarlos para quienes tengan parejas con hijos a quienes no han aprendido a amar.

Es más, como no querer y respetar a su expareja. Qué importa si nos quiere o no, si nos conoce o no, si nos entiende o no. La mamá de los hijos de nuestras parejas son personas a las que debemos agradecer. No importa la historia particular de cada relación, no solo llegaron primero que nosotras, llegaron a aportar en algo o en mucho a que el hombre que amamos hoy sea quién es hoy. No tenemos que volvernos las mejores amigas de las ex o de las nuevas de nuestros ex.  Con el respeto y cariño por lo que puedan significar en la vida de los hijos e incluso de ellos mismos, es más que suficiente para que TODOS seamos felices.

Cada historia es diferente, cada experiencia es diferente, cada sentimiento es diferente, cada expectativa es diferente. Pero el respeto y la claridad de lo que hoy estamos viviendo, vale la pena. Nada es eterno, y cada uno puede contribuir a que el día de hoy sea bello.


sábado, 25 de marzo de 2017

El último beso si fue el del adiós

Esa tarde en la cafetería, cuando se le aceró a saludarla, Camila temblaba por dentro y se esforzaba para que no lo notara. Moría por besarlo y abrazarlo, pero ya le había dicho que su decisión era dejarlo.

- ¿Quieres tomar algo? preguntó Samuel
-  Un tecito, gracias.

Respondió Camila mientras tomaba su mano y la soltaba de inmediato. Era un acto reflejo, un acto de deseo que quiso corregir de inmediato. 

Se conocían hace varios años,pero solo hacía 7 meses se habían acercado. Sin embargo para Camila siempre había sido un sueño. Ella recordaba siempre cuando lo vio por primera vez, cuando llegaba a su casa menajando el carro familiar, porque le habían pedido llevar a su casa una encomienda. Eran de familias amigas, así que debía disimular su deleite por esa sonrisa.

Muchas veces se vieron en reuniones familiares, pero solo muchos años después, ella se dio cuenta que no le era indiferente. No sabía si alegrarse, asustarse, abrazarlo o salir corriendo, pero no tardó mucho en caer atrapada en su encanto. La verdad no fue difícil enamorarse. Pero el romance había terminado porque las apuestas de ambos iban por diferentes lados.

En la cafetería, desde la mesa en que ella estaba sentada, lo veía llegar con un par de tazas de te. Ese encuentro no tenía excusa, había sido una promesa que realmente se habían inventado y no sabían ni de qué iban a hablar, pues ellos ya habían terminado.

Camila tenía la esperanza de una reconciliación, Samuel alardeaba de su sonrisa y su mirada para tenerla cautivada, y al cabo de un rato parecía que nunca se hubieran dejado. Llegó la hora del beso, de ese que no sabían que sería su último beso. Camila lo disfrutó tanto como si fuera el primero. Se despidió y se montó a su carro. Antes de encenderlo le puso un mensaje con un poema de Neruda:
 
"lo escogí a usted porque me dí cuenta de que valía la pena, valía los riesgos... valía la vida"

Un poema con el que quiso expresarle que quería apostarle a que la relación siguiera siendo importante. Él ya sabía lo único que ella le pedía, se lo había dicho muchas veces y según las palabras de Samuel eso no era problema, pero nunca actuaba consecuente con lo que le decía.  

Cuando se dieron ese beso ella creyó que él aun la quería. Recordaba cuando al principio de la relación era él el que le daba confianza y le expresaba que aunque no sabía hasta donde llegaría, quería que Camila fuera alguien importante en su vida, le hablaba de lo tanto que ella lo atraía y muchas otras cosas bonitas.
No llevaba muchos kilómetros de avance, cuando recibió respuesta a su mensaje. Esperó el semáforo para leerlo, ... pero lo único que vio fue un simple guiño ;) Un guiño sin duda lleno de significado, de frialdad, de barrera y de distancia. Un guiño que Camila confundió con un bloque de hielo que enfrió hasta su más antiguo recuerdo. El emoticón más simple que se le envía a cualquier sujeto y no a alguien con quien se quiera construir un sueño, menos con quien se estaba reconciliando hace un momento. Era como unas palmaditas en el hombro que le decían "si mijita, si, tranquila".

El corazón de Camila comenzó a latir a mil, nada más claro que todo se había acabado, que en ese encuentro nada había representado que lo que ella sentía se había escuchado, y lo que ese beso significaba no era sólo el último beso, era el inicio de un simple juego.

El semáforo cambió y automáticamente arrancó, pero sus ojos no veían la calle, se quedaron en ese guiño, sin darse cuenta que pasaba a su alrededor. Pocos metros más adelante se estrelló, matando literalmente su cuerpo y todo su amor.

viernes, 3 de febrero de 2017

El mal llamado Código de Policía

Si, mal llamado código de Policía. Y lo afirmo de manera rotunda, porque si bien son ellos los llamados a reportar los comportamientos ajenos a la convivencia, este debería llamarse así, solamente, Código de Convivencia, quitándole la palabra Policía. El solo título refuerza un comportamientos o actitud muy común en la formación de la sociedad en que vivimos, donde siempre culpamos al otro, pues nos cuesta asumir responsabilidades de nuestros propios actos. No es un código para la Policía, es un código de convivencia para todos, y es por eso que encontramos tantas reacciones en las redes sociales donde cuestionamos a esta institución por el código, sin considerar que fue redactado y aprobado por civiles,  y que invita a un comportamiento de cualquier ciudadano, policía o no. Es tan simple como portarse bien, como dirían las abuelas: Pórtese bien mijito; y esta invitación no es solo para la Policía. Nos falta mucha RESPONSABILIDAD y CORRESPONSABILIDAD.

Me duele cuando veo memes insinuando que el código va a enriquecer a los hombres y mujeres que en la calle deben velar porque NOSOTROS nos comportemos bien. Que tan triste que tengamos que  tener policías que nos digan cómo debemos comportarnos, cuando es tan sencillo respetarme, respetar mi entorno y como no, respetar al otro. ¿Dónde estamos los padres de familia? ¿Dónde quedaron las normas básicas de comportamiento? Si de antemano estamos pensando que la policía nos va a recibir sobornos, es porque nosotros mismos somos corruptos. ¿Dónde está mi responsabilidad en este proceso?

Es muy fácil culpar al otro, pero la sociedad sería tan diferente si nos comprometiéramos con nosotros mismos.


El día que entró en vigencia el nuevo código, me tocó ver a unos menores que intentaban descolgarse  por la vía Santa Elena. Es su afán de proteger la vida de los menores, unos policías los detuvieron y la reacción inmediata fueron insultos y golpes de los menores, porque no les dejaban vivir su aventura. La situación se acaloró un poco, al punto que en redes sociales otros jóvenes del corregimiento insultaban a la Policía por sujetar a estos menores una vez se pusieron agresivos. Recuerdo comentarios como: Yo también me he tirado y que, esos hp no tienen por qué meterse…. Yo leía esto y no podía creerlo, es como si dijera, yo también cometo infracciones pero si me corrigen, la culpa es del otro.


¿Qué pasa entonces cuando estos actos ajenos a la convivencia de un vecino me afectan a mí? Ahí sí criticamos si la Policía no actúa con celeridad. Somos una sociedad incoherente. Desautorizamos a la autoridad y al mismo tiempo exigimos que nos cuiden. Cometemos actos que afectan mi integridad y la de otros, y los malos siempre son terceros.


A mí no me enseñaron la Urbanidad de Carreño en el colegio, ya no era obligatorio, pero a veces creo que sería importante retomar algunos elementos. Si aplicáramos por ejemplo el  trato con la familia debe de ser un trato con respeto, amabilidad, cariño, comprensión, pues esto también se reflejara cuando estemos fuera de nuestra casa,las cosas serían muy diferentes. Quien trata con respeto a sus padres le queda más fácil respetar a los demás. Pues adquirido un hábito no es difícil su aplicación. Y soy una convencida de que si supiéramos de respeto propio y  a los demás se evitarían muchas problemáticas sociales que hoy vivimos como el maltrato, corrupción, agresividad, riñas, hurtos, etc.


Y si bien no soy Policía de investidura, si me considero una verde oliva si se trata de promover el respeto y los valores ciudadanos, labor que me consta realizan muy bien y con mucho compromiso, en especial los encargados de Prevención de la Institución. Una labor que no sale en noticieros, pero con mucho sentido en el territorio.

Respeto a cualquier tipo de autoridad, uniformado o no, para mí eso es fundamental para la convivencia ciudadana. Hace parte de las normas sociales. Algunos me dicen que no todos los uniformados son buenos, y estoy en total acuerdo, al igual que tampoco lo son todos los abogados, contadores, periodistas, ingenieros, etc. Quienes con cuyas malas acciones son protagonistas de corrupción y otras faltas que afectan a toda la sociedad. Pero escudarnos en que hay gente mala, no nos puede dar la pauta para nosotros hacer bien o mal las cosas. Yo respondo por mí. Y si hago bien las cosas, mi entorno mejora.


La convivencia comienza por casa, invito a que aprendamos a mirarnos al espejo, a asumir nuestros actos y los de nuestros hijos, apliquemos nuestros correctivos sin esperar a que otros nos llamen la atención, y solo así veremos el verdadero paraíso que es nuestra Colombia y el mejor potencial que tenemos.  Nuestros problemas no nacen en los políticos o en quienes hacen cumplir las normas. Solo YO SOY RESPONSABLE de mi entorno. Si todos pensamos así, cada vez será más fácil la convivencia.