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sábado, 25 de marzo de 2017

El último beso si fue el del adiós

Esa tarde en la cafetería, cuando se le aceró a saludarla, Camila temblaba por dentro y se esforzaba para que no lo notara. Moría por besarlo y abrazarlo, pero ya le había dicho que su decisión era dejarlo.

- ¿Quieres tomar algo? preguntó Samuel
-  Un tecito, gracias.

Respondió Camila mientras tomaba su mano y la soltaba de inmediato. Era un acto reflejo, un acto de deseo que quiso corregir de inmediato. 

Se conocían hace varios años,pero solo hacía 7 meses se habían acercado. Sin embargo para Camila siempre había sido un sueño. Ella recordaba siempre cuando lo vio por primera vez, cuando llegaba a su casa menajando el carro familiar, porque le habían pedido llevar a su casa una encomienda. Eran de familias amigas, así que debía disimular su deleite por esa sonrisa.

Muchas veces se vieron en reuniones familiares, pero solo muchos años después, ella se dio cuenta que no le era indiferente. No sabía si alegrarse, asustarse, abrazarlo o salir corriendo, pero no tardó mucho en caer atrapada en su encanto. La verdad no fue difícil enamorarse. Pero el romance había terminado porque las apuestas de ambos iban por diferentes lados.

En la cafetería, desde la mesa en que ella estaba sentada, lo veía llegar con un par de tazas de te. Ese encuentro no tenía excusa, había sido una promesa que realmente se habían inventado y no sabían ni de qué iban a hablar, pues ellos ya habían terminado.

Camila tenía la esperanza de una reconciliación, Samuel alardeaba de su sonrisa y su mirada para tenerla cautivada, y al cabo de un rato parecía que nunca se hubieran dejado. Llegó la hora del beso, de ese que no sabían que sería su último beso. Camila lo disfrutó tanto como si fuera el primero. Se despidió y se montó a su carro. Antes de encenderlo le puso un mensaje con un poema de Neruda:
 
"lo escogí a usted porque me dí cuenta de que valía la pena, valía los riesgos... valía la vida"

Un poema con el que quiso expresarle que quería apostarle a que la relación siguiera siendo importante. Él ya sabía lo único que ella le pedía, se lo había dicho muchas veces y según las palabras de Samuel eso no era problema, pero nunca actuaba consecuente con lo que le decía.  

Cuando se dieron ese beso ella creyó que él aun la quería. Recordaba cuando al principio de la relación era él el que le daba confianza y le expresaba que aunque no sabía hasta donde llegaría, quería que Camila fuera alguien importante en su vida, le hablaba de lo tanto que ella lo atraía y muchas otras cosas bonitas.
No llevaba muchos kilómetros de avance, cuando recibió respuesta a su mensaje. Esperó el semáforo para leerlo, ... pero lo único que vio fue un simple guiño ;) Un guiño sin duda lleno de significado, de frialdad, de barrera y de distancia. Un guiño que Camila confundió con un bloque de hielo que enfrió hasta su más antiguo recuerdo. El emoticón más simple que se le envía a cualquier sujeto y no a alguien con quien se quiera construir un sueño, menos con quien se estaba reconciliando hace un momento. Era como unas palmaditas en el hombro que le decían "si mijita, si, tranquila".

El corazón de Camila comenzó a latir a mil, nada más claro que todo se había acabado, que en ese encuentro nada había representado que lo que ella sentía se había escuchado, y lo que ese beso significaba no era sólo el último beso, era el inicio de un simple juego.

El semáforo cambió y automáticamente arrancó, pero sus ojos no veían la calle, se quedaron en ese guiño, sin darse cuenta que pasaba a su alrededor. Pocos metros más adelante se estrelló, matando literalmente su cuerpo y todo su amor.

lunes, 13 de febrero de 2017

Mi historia en tus besos

Son tus besos una pócima mágica con un sabor duradero.
No importa si son robados o son sinceros,
cada beso se marca en mis labios y uno a uno hoy los siento.

Como ese beso simulado en la comisura de mis labios, que por varios días sintieron tus labios plasmados.
O aquél que por un tropezón llegó a mí,
y en medio de la multitud paralizó mi existir.

También recuerdo ese beso de despedida en mi oficina,
que aunque lo esperaba y lo quería,
llenó mi cuerpo de cosquillas y mi cara con gran una sonrisa.

Pero así me quedaría recordando cada uno de tus besos,
porque cada uno lo recuerdo y son ellos un gran alimento.
Tus besos suaves y lentos, así como los acelerados y apasionados,

son ellos los que hoy me llenan de luz y llevan al cielo.

lunes, 25 de abril de 2016

Solo felicidad



Con esa sonrisa permanente, una dulzura sin empalagar, y una claridad en sus palabras, Mariana fue adaptándose a sus brazos, a sus besos, a su sexo, a su presencia.

Una noche larga y corta, entre vino, fuego y mucho juego, se perdió en esos brazos que la llevaron al cielo.


Pero llegó el amanecer, y el tiquete estaba comprado, nada que hacer. Mariana tomaba vuelo aun sabiendo que había conocido y despedido al único hombre que había sabido llenar cada poro de su piel. Se fue con el sabor de esos besos, de su baile perfecto y de esas piernas que abrazaron su cuerpo.

domingo, 26 de octubre de 2014

Vivo y revivo

Vivo y revivo cada segundo de aquel beso.
Tus labios rozaban los míos y no sé cuál de los dos tenía más miedo.
Mis labios ya habían perdido la cuenta. Pero los borraron todos.
No estaba soñando, estaba delirando.
Ese acolchado de tus labios se aferró a mí, y nunca me ha abandonado.
Ya son ciento, miles, millones los que me has dado,
Pero jamás olvido ese primer suspiro, que me ha enamorado.



Vivo y revivo

Vivo y revivo cada segundo de aquel beso.
Tus labios rozaban los míos y no sé cuál de los dos tenía más miedo.
Mis labios ya habían perdido la cuenta. Pero los borraron todos.
No estaba soñando, estaba delirando.
Ese acolchado de tus labios se aferró a mí, y nunca me ha abandonado.
Ya son ciento, miles, millones los que me has dado,
Pero jamás olvido ese primer suspiro, que me ha enamorado.



Vivo y revivo

Vivo y revivo cada segundo de aquel beso.
Tus labios rozaban los míos y no sé cuál de los dos tenía más miedo.
Mis labios ya habían perdido la cuenta. Pero los borraron todos.
No estaba soñando, estaba delirando.
Ese acolchado de tus labios se aferró a mí, y nunca me ha abandonado.
Ya son ciento, miles, millones los que me has dado,
Pero jamás olvido ese primer suspiro, que me ha enamorado.



Vivo y revivo

Vivo y revivo cada segundo de aquel beso.
Tus labios rozaban los míos y no sé cuál de los dos tenía más miedo.
Mis labios ya habían perdido la cuenta. Pero los borraron todos.
No estaba soñando, estaba delirando.
Ese acolchado de tus labios se aferró a mí, y nunca me ha abandonado.
Ya son ciento, miles, millones los que me has dado,
Pero jamás olvido ese primer suspiro, que me ha enamorado.



Vivo y revivo

Vivo y revivo cada segundo de aquel beso.
Tus labios rozaban los míos y no sé cuál de los dos tenía más miedo.
Mis labios ya habían perdido la cuenta. Pero los borraron todos.
No estaba soñando, estaba delirando.
Ese acolchado de tus labios se aferró a mí, y nunca me ha abandonado.
Ya son ciento, miles, millones los que me has dado,
Pero jamás olvido ese primer suspiro, que me ha enamorado.



Vivo y revivo

Vivo y revivo cada segundo de aquel beso.
Tus labios rozaban los míos y no sé cuál de los dos tenía más miedo.
Mis labios ya habían perdido la cuenta. Pero los borraron todos.
No estaba soñando, estaba delirando.
Ese acolchado de tus labios se aferró a mí, y nunca me ha abandonado.
Ya son ciento, miles, millones los que me has dado,
Pero jamás olvido ese primer suspiro, que me ha enamorado.



Vivo y revivo

Vivo y revivo cada segundo de aquel beso.
Tus labios rozaban los míos y no sé cuál de los dos tenía más miedo.
Mis labios ya habían perdido la cuenta. Pero los borraron todos.
No estaba soñando, estaba delirando.
Ese acolchado de tus labios se aferró a mí, y nunca me ha abandonado.
Ya son ciento, miles, millones los que me has dado,
Pero jamás olvido ese primer suspiro, que me ha enamorado.



lunes, 13 de enero de 2014

Beso robado

Imagen: www.solonosotras.com
Mariana tenía la mente en blanco, no se había dado cuenta que estaba en mitad de la plazoleta central de su centro comercial favorito.
Las piernas le temblaban, y sus brazos parecían de gelatina, no respondían a lo que su mente pedía.

Mariana llegó a ese lugar a encontrarse con Carlos, debía entregarle un documento que le habían enviado. La razón del encuentro no generaba mayor expectativa a un saludo cordial, la entrega del sobre y regresar con sus amigos que la estaban esperando.

Al ver a Carlos, se acercó con su alegría natural.
Y cuando se disponía a saludarlo con el tradicional y cordial beso en la mejilla, Carlos la abrazó y le dio un profundo beso apasionado, recibió el documento y se despidió con otro beso atornillado.

Mariana no entendía lo que había pasado, la humedad en su cuerpo respondía a una sensación que no había experimentado.

lunes, 14 de octubre de 2013

Salomón pasaba por la casa Adriana, 
realmente por casualidad, 
pero al ver la portada a su unidad,
con un impulso pasó a saludar.

Al verle en su puerta Adriana se emocionó:
"Qué alegría verte, ahora si podremos desatrazarnos
de chismes sin el afán laboral".

Pero al verla, Samuel no pudo evitar,
en el primer encuentro de miradas
se acercó, la besó y ya no pudo frenar.



viernes, 4 de enero de 2013

Cuando un sapo se creía príncipe

Felipe no había podido entender por qué lo llaman Diosito,
si apenas era obvio qué el era el único al quien ella miraba.
Pero si sintió un gran vacío cuando en ese restaurante,
le advertía a Andrea que ya no pensara en el,
que no fuera a buscarlo, y no entendía por qué.
Lo curioso del caso es que su cuerpo trataba de tocarla,
era el quién tuvo estirado el brazo casi dos horas,
esperando a que ella se acercara, 
el tenía preparado el discurso para rechazarla:
"Es mejor así, yo se por qué".

Andrea lo escuchaba hablar con ese orgullo,
con esas ínfulas de Dios único e irremplazable,
diciéndole que no se le acercara, mientras ella debía correr
su silla para evita el brazo que invadía su espacio.
Se sorprendió al ver cómo en vez de querer besarlo,
le daba lástima verle su discurso vacío,
y no podía entender como lo  llegó a verle como príncipe,
cuando no era más que un sapo.´



domingo, 14 de octubre de 2012

Crecí en un hogar donde la educación era lo más importante,
fui a buenos colegios y una reconocida universidad,
y aunque la formación de mi hogar fue muy abierta,
indudablemente el entorno latino tuvo una gran influencia.

En la adolescencia nos decían que no
 podíamos demostrar lo que sentíamos,
por eso cuando discutía con mi novio, 
esperar a que me buscara
era la única opción, 
castrando el deseo de hablar y 
sanar cualquier situación.
Y tuvo que ser frente a un ataúd que 
pude decir mi primer perdón.

A muchos amigos les enseñaron que los hombres no lloran.
¿No lloran?  ¿A caso no sienten?
¿Por qué sus ojos tienen lacrimales?
Por eso fracasan tantas relaciones,
 muchos hombres que conozco se asustan cuando sienten sus corazones,
y mejor salen corriendo antes de expresar sus sentimientos.
como si los hombres no tuvieran derecho a ser felices y expresar,
 porque de alegría también se llora,
y no se debe sentir culpable por ser feliz.

La primera vez que mi madre escuchó que le dije TE AMO
a mi hijo, me interrumpió con un grito: 
lo vas a volver gay o edípico.
Quien dijo que el amor "daña", por el contrario
lo que hoy veo en su adolescencia 
es a un niño feliz y seguro,
a quien le auguro muchos triunfos,
porque amar no es malcriar, 
no son acciones directamente proporcionales.

Amaos los unos a los otros como yo te he amado, dijo Jesús.
¿Quien no se ha sentido feliz con un abrazo?
¿Quien no se ha sentido feliz sintiendo que le importa a alguien?
¿Quién no se ha sentido feliz con un beso?
o si se quiere, quién no ha sentido el vacío por  
la ausencia o la castración de un sentimiento.

Me gusta amar lo que hago,
me gusta amar mis espacios,
me  gusta amar a quien está a mi lado,
y si es necesario, me gusta llorar
cuando todo se ha acabado.

La vida me ha enseñado que vivir cada emoción,
 lo más alto y lo mas bajo, si quisiera ponerlo en un gráfico,
es lo que me ha hecho grande y a entender lo que hago.
No se trata de sentir o dejar de sentir,
se trata de vivir y en tender cada situación,
agradecer cada momento,
reconocer donde me pierdo
y volver a encontrar el camino.

Sigo aprendiendo cada día,
sigo creciendo y madurando,
pero aprender a entender mis sentimientos
reconociendo lo malo y lo bueno, 
me ayuda a encontrar mi paz,
y si se puede decir,
me ayuda a ser feliz, así no estés aquí



miércoles, 10 de octubre de 2012

Se atrevió a mirarme a los ojos, a invitarme a bailar delante de todos y a no dejar pasar un beso inolvidable. 
¿No es esta una prueba de decisión, de osadía y de admiración?
A el no le importó que yo fuera mayor












viernes, 7 de septiembre de 2012

Por qué me asusta conocerte
si lo que me ofreces es protegerme

Por qué me asusta darte un beso
si tu mirada es transparente

Por qué me asusta conocerte
si mi pasado no tiene por qué comprometerte

miércoles, 4 de julio de 2012

Cuando tus caricias son palabras,
cuando tu mirada es un gran beso,
cuando tu silencio es presencia
y tu abrazo un te quiero...

Yo,  me siento viva